lunes, 28 de abril de 2014



LA MANGA DE JESÚS





Jueves Santo de 1992, seis de la tarde; un inusual e insólito hecho enrarecía el ambiente y hacía tensa la salida de la procesión de los 14 pasos de la Iglesia de San Juan de Dios, último año en esa década en que la procesión salía de ese templo por encontrarse en restauración el de San Francisco.

Ya habían salido a la calle más de la mitad de los pasos y dentro de la iglesia solo se escuchaban las voces de decenas de nazarenos furiosos porque una de las mangas de la túnica bordada con hilos que algunos aseguran que son de oro y que viste a Jesús Nazareno en este día especial, estaba extraviada y por lo tanto esta imagen lucía hasta ese momento el traje de “diario”.

Como es una imagen para vestir cuyos brazos son movibles para poder acomodarle la cruz que lleva a cuestas, este vestido que sólo era lucido por el Pae Jesús cada jueves santo, llevaba sus mangas por aparte, las cuales eran abrochadas.

Los nazarenos estaban parados en la raya en su decisión de que si la manga no aparecía, el Paso Grande donde va la venerada imagen de Jesús Nazareno traída de París en 1880, no lo sacarían a la calle.

Saliendo el paso de la Sentencia que es el paso que antecede al paso grande, la desazón era grande y la incertidumbre se acrecentaba aún más porque por primera vez en la historia, la procesión saldría sin este emblemático y disputado paso.

En medio de la confusión y el barullo generado por el suceso, de pronto del extremo sur de la calle del medio aparece un nazareno corriendo con la manga en una de sus manos arriba gritando: la encontré, la encontré!!!

La felicidad fue total, las caras largas se habían ido y luego de ver al personaje con la manga en su poder, un sonoro aplauso de todos los presentes no se hizo esperar, yo creo que se escuchó hasta el cielo porque las nubes grises que amenazaban lluvia se despejaron.

Paso seguido sacaron de la iglesia a todo aquel que no fuese nazareno y cerraron las puertas del templo para cambiar de atuendo a Jesús y ponerle su pinta de gala, esa maniobra demoró unos 10 minutos hasta que por fin se abrieron las puertas del lugar santo de nuevo y fue como si se abrieran las puertas del paraíso, porque la multitud al ver el paso grande en la puerta y a Jesús Nazareno con su lujoso atuendo, estalló en júbilo volviendo a aplaudir y esta vez creo que las palmas se escucharon mucho más allá del cielo porque a pesar de cargar con esa pesada cruz, la imagen pareciese verse sonriente.


De esas cosas que solo suceden en Macondo, perdón en Mompox.

 http://mompoxcolombia.blogspot.com/p/escritos-del-autor.html


Autor: Erick José Llerena Guerra

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