sábado, 12 de abril de 2014

Semana Santa en Mompox

La principal característica que hace a la Semana Mayor en Mompox única en Colombia es que participan activamente las siete iglesias coloniales que existen en la ciudad.
Además, la procesión del Viernes de Dolores, llamada también del Desprendimiento o Paso Robado (celebrada el viernes anterior al Domingo de Ramos) son marchadas, lo que les da la imponente y solemne belleza rítmica que las caracteriza.
La procesión empieza a la medianoche del viernes, cuando la multitud de feligreses llega a la iglesia de San Francisco a golpear fuertemente las tres puertas de la edificación hasta que sean abiertas.
La gente entra al templo y se roba el paso. Luego, los ladrones lo llevan a un lugar previamente determinado. Allí permanece hasta las 2:00 de la madrugada, cuando es recogido por los nazarenos que lo cargan en una marcha redoblada, al compás de la música compuesta especialmente para la ocasión, con destino a la iglesia de Santo Domingo, en donde, entrado el amanecer, se oficia la misa.
El Jueves Santo comienza cuando el nazareno trompetero va de iglesia en iglesia haciendo los tres toques. Los demás hacen el mismo recorrido al llegar al altar, rezan y salen como entraron sin darle la espalda al templo.
La solemnidad del Viernes Santo es esperada por todos por tratarse del paso del Santo Sepulcro. Esta es muy disputada, ya que se necesitan cerca de 60 nazarenos, de los cuales sólo 12 son visibles al público, el resto van debajo de la preciosa joya artística, traída de París en 1880.
Delante de este paso marchan los Caballeros de Cristo, hombres vestidos de riguroso luto que en sus manos llevan cirios. Detrás del Santo Sepulcro se ubican las mujeres también de luto, pero ellas van caminando al lado de la hermosa imagen de la Dolorosa.
Así termina el recorrido por distintas maneras de manifestar la fe y el credo religioso que se expresan en los departamentos del Cauca y Bolívar, famosos por protagonizar dos de las semanas mayores más auténticas y tradicionales del país.

Tomado del periódico El Espectador, 6 de abril de 2011

Autor: Brenda Rojas

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